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PENSAMIENTO DISNEY, SÍMBOLO DEL NUEVO PARADIGMA


Walt Disney (1901-1966) fue un estadounidense con posibles raíces españolas, dibujante,  cineasta y creador de la compañía Disney, todo un imperio económico en el área del entretenimiento infantil y juvenil. Pero aquí me referiré al pensamiento que aparece en las películas de la compañía Disney y otras similares, no al pensamiento personal de Walt Disney, ni si éste tuvo alguna simpatía con el nazismo. Tampoco daré los nombres de los responsables actuales, ni tampoco mencionaré específicamente casi ninguna película en concreto.

En las películas, dibujos animados y series de televisión de Disney tradicionalmente hay, entre otras cosas, las siguientes perspectivas:

-          Mentalidad no científica. Incumplimiento de las leyes de la naturaleza.

-          Fantasía. Mundos irreales.

-          Magia y poderes mágicos. Encantamientos. Hechizos. Pociones mágicas. Objetos inanimados que cobran vida.

-          Personas con poderes mágicos. Brujas. Magos. Genios.

-          Personajes de la mitología.

-          Seres imaginarios (hadas, sirenas…).

-          Animales con capacidades humanas.

-          Pensamiento Disney del tipo “si deseas algo con mucha fuerza, lo conseguirás”, “pide un deseo y se hará realidad”, “todo es posible”…

La mentalidad que he descrito anteriormente es tremendamente infantil: la confusión entre realidad y fantasía que es típica de un ser humano de corta edad que empieza a descubrir el mundo. En la mente de un niño no se distingue con claridad entre los deseos internos y la realidad del mundo exterior. Así, el parque temático de Disney es el “reino mágico”. Por tanto, lo que es más destacado en el “mundo Disney” es la creencia en ideas primitivas, muy simples, y de carácter mágico. El monoteísmo explícito, que históricamente es posterior al pensamiento mágico, está prácticamente ausente en las películas y series televisivas de Disney. Por ejemplo, la Navidad en los dibujos de Disney pierde su significado cristiano y aparece como un periodo mágico donde el amor fraternal triunfa. No obstante, en las antiguas producciones de Disney sí se podía apreciar cierto trasfondo de pensamiento cristiano.

Pero, al igual que la sociedad, al menos la occidental, la compañía Disney está cambiando. Los “espíritus” de culturas indígenas, el paganismo y  “los dioses” de la mitología van ganado peso frente al pensamiento monoteísta. Existen informaciones que señalan que en la web de Disney para niños, cuando se usa la palabra “Dios”, el mensaje correspondiente queda censurado. Según Robert Lopez y Kristen Anderson-Lopez, creadores de la canción, Let It Go, ganadora de un Oscar en la película Frozen, la palabra “Dios” está prohibido emplearla en las películas de Disney. Posteriormente los autores de la canción rectificaron y afirmaron que lo único que se prohibió fue el uso en vano de la  palabra “Dios” en esa canción; aunque de la transcripción literal de su primera declaración no se deduce esto último, sino lo primero.

Si el paganismo va ganando peso en las recientes producciones de Disney, la guerra contra los valores cristianos tradicionales es cada vez menos disimulada. En las películas ya no faltan personajes cristianos que son los malos. Los valores que se muestran son cada vez más contrarios a la doctrina cristiana. Las producciones de Disney deliberadamente están adoptando progresivamente un tono cada vez más anticristiano, y pretenden una sustitución de los valores occidentales. Habrá quien pueda argumentar que sólo reflejan la forma en la que está cambiando el mundo; pero no es realmente así, sino que existe una intención deliberada para influir en el pensamiento de los más jóvenes. Las nuevas producciones de Disney quieren contribuir a que el mundo sea distinto, y  a mí no me gusta el mundo hacia el que quieren conducirnos. Lo que para algunos es progreso y avance, en realidad no es más que volver a mentalidades y actitudes primitivas que en occidente nos costó muchos siglos de esfuerzo superar, lo que presentan como conquistas de la libertad y derechos no son más que hedonismo, animalidad y vicio; la inmoralidad la disfrazan de tolerancia, el paganismo lo hacen pasar por riqueza multicultural, la relajación de costumbres por libertad, y el anticristianismo es lo que hay debajo de todas las capas de barniz con las que colorean las nuevas películas y series televisivas. 

En conclusión, en las producciones de Disney desde sus inicios hasta nuestros días se mantiene predominantemente el pensamiento mágico y no científico. Además, la tendencia es cambiar radicalmente los modelos sociales, culturales, morales y religiosos que se muestran, todo ello de forma no aleatoria sino premeditada hacia una misma dirección: pensamiento no científico y precristiano. Es decir, los cambios de Disney no suponen una evolución hacia algo nuevo, sino todo lo contrario: son un retroceso de  miles de años, sustituyendo el pensamiento cristiano occidental y volviendo a etapas anteriores de la civilización. Esto es lo que hay detrás de las aparentemente inofensivas historias Disney. Así son moldeados los indolentes, obedientes y fácilmente manipulables ciudadanos del futuro. La familia tradicional cristiana y el pensamiento científico y filosófico, todo ello estorba en el nuevo mundo que ya ha comenzado a implantarse, así que hay que sustituir el paradigma, como se observa en las películas Disney, por otro más favorable para el poder político-económico y sustentado en individuos infantiles y hedonistas. Así, se podrán crear unos esclavos perfectos: aquellos que ni tan siquiera sepan que lo son.

 


 

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