Las
creencias religiosas podemos considerarlas como un fenómeno humano universal,
en principio no científico y muy anterior al establecimiento formal de las
leyes de la Naturaleza en Occidente. Sin embargo, la Ciencia, entendida como
conocimiento riguroso del comportamiento de la Naturaleza, no es una etapa de
la Historia posterior a la Religión, sino que ambas se superponen en el transcurso de la toda la Historia. Cuando se
levantaron las primeras ciudades de Mesopotamia y las pirámides de Egipto,
además de creencias religiosas, también debían existir conocimientos científicos más o
menos establecidos formalmente, o razonados individualmente por algunos sabios
y, al igual que entonces, ambos fenómenos coexisten hoy. Por ejemplo, recientemente se ha descubierto que en la antigua Mesopotamia se había formulado el "teorema de Pitágoras" varios siglos antes de que el sabio griego lo estableciera; así que la Ciencia es más antigua de lo que algunos podrían pensar.
Entonces, ¿pudo el pensamiento científico en la antigüedad influir acerca de la
creencia original en un único Dios Creador? Si la respuesta es afirmativa,
¿sigue siendo válido el mismo tipo de pensamiento?
Indudablemente, las opiniones de los científicos más populares pueden tener gran influencia en la sociedad actual. Cuando una persona de gran prestigio en el campo de la Ciencia manifiesta públicamente su visión de algún tema teológico/religioso, probablemente muchas personas seguirán sus conclusiones porque pensarán que están bien fundadas en conocimientos científicos. Sin embargo, ¿saben los científicos actuales de lo que hablan cuando opinan de religión?
En el siglo XX, el físico Stephen Hawking (descanse en paz) que fue pionero en la
aplicación de la termodinámica a los agujeros negros, en su famosísimo libro
“Breve historia del tiempo-del big-bang a los agujeros negros” objetaba que si
Dios había hecho al universo, ¿quién ha hecho a Dios? Desde luego, no parece
que Hawking compartiera mucho la definición de Dios que dan las religiones
monoteístas desde hace milenios. Puede parecer muy contradictorio que una persona tan instruida como Hawking plantee la creencia en Dios de una forma tan insustancial. Pero en realidad, los ateos como Hawking reiteradamente usan en sus argumentos definiciones o ideas de Dios que no son las que tienen los creyentes. Actualmente no faltan científicos, más o menos
competentes, que pretenden usar las leyes de la Ciencia para justificar el
ateísmo. Por ejemplo, frecuentemente personas con formación científica apelan a la
termodinámica para rechazar las “cinco vías” de Tomás de Aquino, lo cual en realidad es totalmente incorrecto.
Entonces, por ejemplo, ¿las leyes de la termodinámica pueden de alguna forma estar
relacionadas con el monoteísmo o con el ateísmo?
La primera ley de la
termodinámica se relaciona bastante fácilmente con la “primera vía” de Tomás de
Aquino. Este teólogo/filósofo cristiano en el siglo XIII concluyó el siguiente
razonamiento, entre otros, para deducir la existencia de Dios. Se observa que
todo lo que se mueve es movido por algo. Si rechazamos seguir hasta el
infinito, hay que admitir que debe haber un
“primer motor” que mueve sin ser movido por nada, y este “primer motor”
sólo puede ser Dios. Aquí el movimiento no tiene que entenderse únicamente como
cambio de posición, sino que implica cualquier tipo de cambio. Al igual que en
el caso de la primera ley de la termodinámica, pero unos seis siglos antes, nos
encontramos con que un teólogo concluye que la nada no puede producir nada, y
el universo no puede haber surgido de la nada. Definitivamente, no parece que
la primera ley de la termodinámica sirva precisamente para demostrar que Dios
no exista.
De una forma menos obvia podemos relacionar la tercera ley de la termodinámica
con el monoteísmo, en concreto con la “cuarta vía” de Tomás de Aquino. Según
este filósofo, se observa que existen diferentes grados de perfección, y la única
realidad absolutamente perfecta es Dios. Es decir, el estado perfecto debe ser
único. Si la entropía del universo tiende a aumentar con el tiempo, según la
tercera ley de la termodinámica, entonces el mínimo de entropía o máximo de
perfección debió de darse justo en el inicio del universo o antes de su comienzo,
donde no alcanza la Ciencia.
Las ideas de Tomás de Aquino estaban con seguridad a su vez influidas
por la filosofía de Platón y Aristóteles, los cuales también aceptaban la idea
de un Dios que creó el universo. Si otros pensadores mucho más antiguos que
éstos llegaron a estos mismos razonamientos, no lo sabemos con certeza, pero yo lo creo bastante probable.
Habría quien pudiera (retorcidamente) argumentar que en realidad las leyes de la
Naturaleza, tal y como las establecemos formalmente, en realidad son meras
abstracciones que los humanos hemos construido en base a nuestro pensamiento
monoteísta, y no al revés. Pero, en este caso, dado que la Ciencia que tenemos
funciona, al menos en el sentido en que nos permite usar la Naturaleza según
nuestra conveniencia, tendríamos que concluir que el monoteísmo nos ha ayudado
notablemente en desarrollarnos y ser lo que somos. Si lo que se pretendiera con
estos razonamientos es cambiar completamente lo que somos mediante la
destrucción del monoteísmo, eso sería otro tema, y quien así lo pensara debería ser quien explicara el por qué de sus motivaciones.

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