Después de dos milenios cabe preguntarse sobre cómo va la realización del
“reino de Dios” en este mundo. ¿Se pueden cumplir las expectativas del
evangelio? ¿Se aplica el cristianismo en las formas de organización social? Mi
respuesta a estas preguntas es que si se examinan los sistemas de organización
social de los dos últimos milenios se concluye que muchos de ellos son
principalmente anticristianos. Es decir, los principales valores del
cristianismo son sistemáticamente atacados desde diferentes frentes a lo largo
de toda la historia. Esto sería enormemente largo de explicar detalladamente, y
sólo lo presento esquemáticamente en la figura siguiente.
Quiero hacer una serie de breves aclaraciones al respecto.
- Al tratarse un esquema, obviamente, también es una simplificación. No se trata de dar una descripción completa y exhaustiva, sino de presentar lo más relevante y general para el tema que se trata.
- Se omite todo lo relativo al precristianismo (judaísmo, hinduismo, etc.).
- Se omiten las diferentes ramas del cristianismo (católicos, protestantes…). Se omiten los movimientos que se hacen pasar por cristianos pero que realmente no lo son.
- Por simplificar, el esquema se ha hecho de forma jerárquica, y se han omitido relaciones horizontales o diagonales. Por ejemplo, no se señala la relación nacionalismo-nazismo, etc.
- La clasificación que he hecho es correcta, aunque haya quien se sorprenda, y aunque tal vez no sea políticamente correcta y contradiga a la propaganda que está triunfando. Esta clasificación está basada en los fundamentos primeros y verdaderos de los diferentes movimientos/ideologías, así como en sus resultados prácticos; no está basada en una imagen idealizada de lo que a algunos a veces les gustaría que estos fueran, ni en los engaños que tratan de realizarse al respecto, ni en opiniones individuales o de minorías.
- Por supuesto, no todo lo que hay en todos esos sistemas es siempre totalmente malo, pero no hay en ellos nada bueno que no estuviera previamente en el cristianismo.
Como conclusión, se puede decir que el mundo está siempre organizado de
forma contraria al evangelio. No hay ni un solo sistema
social-político-económico importante que no sea anticristiano. Y cuando digo
anticristiano, no quiero decir que no sea perfectamente cristiano, sino que en
su misma esencia y fundamento está la oposición al cristianismo. Definitivamente, el
reino de Dios no es de este mundo.
