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LA EPIDEMIA PORNOGRÁFICA


Desde Freud se ha asegurado por muchos que la represión sexual, concretamente la auspiciada por las religiones, era la causa de las patologías sexuales y de diversos problemas mentales, y que esto acabaría con la libertad sexual. Desde los años 1960 se inició en Occidente la llamada “liberación sexual”, y a partir de la década de 1970 comienza la etapa que se denominó de “la normalización de la pornografía”. Con la extensión de internet en el siglo XXI, la pornografía se expande explosivamente. Veamos algunos datos.
    Según una publicación de la universidad de Navarra, hay unas quinientos millones de páginas web con acceso a material pornográfico.

-          -  PornHub recibe unos 200 millones de visitas diarias.
   -  Se calcula que en Estados Unidos unos tres millones de usuarios pagan, de media, sesenta dólares mensuales por la pornografía que consumen.  

- España es uno de los países del mundo donde hay más consumo de pornografía través de internet, concretamente el número 12.
-  Según el portal estadounidense Convenant Eyes, en 2015 se estimó que 9 de cada 10 niños y 6 de cada 10 niñas están expuestos a la pornografía en línea antes de los 18 años. De media, la primera visualización de pornografía se hace a los 12 años. Según algunos estudios el 34 por ciento de los jóvenes entre los diez y los diecisiete años afirma estar expuesto a contenido sexual online no deseado y el 75 por ciento de los sitios web que contienen material pornográfico exhiben anuncios visuales en sus páginas de acceso sin consultar antes la edad de quien visita el sitio web

- La pornografía provoca la liberación de dopamina. Grandes cantidades de dopamina crean adicción y pueden tener efectos perjudiciales para la salud. La adicción al porno esparecida a la drogadicción.
- La estimulación de ciertas zonas del cerebro debida al placer que puede provocar la pornografía hace que estas zonas cerebrales se desarrollen más y otras mengüen.  Así, investigadores alemanes en 2014 señalaron que “Hemos encontrado un importante vínculo negativo entre el acto de ver pornografía varias horas a la semana y el volumen de materia gris en el lóbulo derecho del cerebro, así como la actividad de la corteza prefrontal”. Es decir, a más pornografía, menos capacidad de aprender y menos memoria. Esta conclusión ha sido objeto de debate, pues también se podría argumentar que las personas con ciertas características cerebrales son más propensas a consumir pornografía en exceso.

- Se ha apuntado a que el consumo excesivo de pornografía perjudica a las relaciones de pareja y fomenta la promiscuidad.

Mi opinión es que la pornografía en internet es actualmente un destructor de matrimonios y familias, y debería limitarse su uso. Si se quiere luchar contra la violencia hacia las mujeres, se debería empezar por la pornografía que cosifica a tanto mujeres como hombres. Las consecuencias que puede provocar la pornografía consumida por los jóvenes de hoy en los adultos de mañana son imprevisibles, pero a bien seguro que son indeseables. En este caso, como en tantos otros, la ciencia va dando la razón a la religión.

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