En la Biblia,
tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se hace numerosas alusiones a
los alimentos. El Antiguo Testamento es bastante estricto: “Los que comen carne
de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice el Eterno”
(Isaias 66:15-17). Si hoy en día también nos parece bastante abominable comer ratones,
probablemente en el pasado la peste porcina y la falta de veterinarios harían muy
poco seguro el consumo de cerdos. A las leyes escritas en los textos sagrados,
los judíos añadían costumbres o rituales a la hora de sentarse a comer, como
lavarse las manos, que no parece algo descabellado. A diferencia de las reglas
estrictas del Antiguo Testamento que prohíben
comer carne de animales inmundos, el Nuevo Testamento es más tolerante. El
debate sobre lo que se ha o no de comer, estuvo presente desde los primeros
tiempos del cristianismo. Los evangelistas, y
San Pedro y San Pablo, todos parecen enseñar que una cosa es el Reino de
Dios, y otra cosa es lo que cada uno quiera comer. Por ejemplo, en el Evangelio
de San Marcos, 7:15, se ponen en boca de Jesucristo las siguientes palabras: “Nada
hay fuera del hombre que entrando en él pueda contaminarle; lo que sale del
hombre, eso es lo que contamina al hombre”. Esta frase ha sido objeto de
debate, pues no implica necesariamente
la libertad para comer de todo, sino que señala lo verdaderamente importante.
Sin embargo, hay algunas recomendaciones, en vez de prohibiciones estrictas. En Romanos, capítulo 14,versículo 20, se dice: “No
destruyas por amor de la comida la obra de Dios. Todas las cosas son puras,
pero es malo para el hombre comer escandalizado. Bueno es no comer carne, ni
beber vino”. Sin embargo, en el Nuevo Testamento el tipo alimento sigue siendo algo digno de considerar y en
Hechos de los Apóstoles, 10:14 dice Pedro: “Ninguna cosa común o inmunda he
comido jamás”. Sabemos que Jesucristo comía pan, vegetales y peces, pero no hay
constancia de que comiera carne, o de que no lo hiciera.
En
lo que se refiere a la alimentación, la religión cristiana es bastante más
permisiva que otras, aunque realmente existen períodos del año donde la Iglesia
Católica pide que no se consuma carne. Probablemente, el país más vegetariano
del mundo sea la superpoblada India, no sé si por decisión propia o por necesidad,
pero en todo caso de acuerdo con las religiones budista, hinduista y jainista. La
dieta jaina es una de las más estrictas, evita totalmente el consumo de carne,
huevos e incluso se priorizan las frutas de los árboles frente a los vegetales
que requieran ser arrancados como los tubérculos o las zanahorias. En la Edad Media, el bueno de San Francisco de Asís afirmaba no comer animales, porque éstos eran sus amigos.
La legislación europea que regula el sacrificio de ganado para consumo humano exige que los animales sean aturdidos antes de que se les provoque la muerte en un matadero, para evitarles el mayor sufrimiento posible. Sin embargo, esta directiva permite algunas excepciones en nombre de la tradición religiosa, por ejemplo tanto el rito musulmán halal como el judío kosher no permiten el aturdimiento previo del ganado y el animal debe morir degollado por un único corte. En el ritual halal el animal debe estar consciente en el momento del sacrificio y morir degollado por un único corte de los vasos sanguíneos en ambas partes del cuello. En España hay unos 100 mataderos halal. El ayuntamiento de Córdoba, la universidad de Córdoba y la empresa COVAP tienen un plan para ponerse a la cabeza del sacrificio halal, lo cual plantean todos ellos como un avance. En los últimos años, el sufrimiento que padecen los animales durante su cría y sacrificio está siendo objeto de más atención en Europa y en España, pero poco se dice en contra del sacrificio halal y del kosher. En 2018, el gobierno de Suiza ha prohibido cocinar las langostas vivas en agua hirviendo y, además, todos los crustáceos vivos no pueden ser transportados en hielo ni agua helada. Parece ser que en China, el gobierno trata de "educar" a los musulmanes en cuanto a hábitos alimenticios. Las preguntas que debemos hacernos son: (1) ¿Hace falta realmente causar dolor a los animales para que los humanos podamos alimentarnos? (2) ¿Realmente quiere Dios que comamos carne de animales solamente si han sido degollados sin ser previamente aturdidos?
La legislación europea que regula el sacrificio de ganado para consumo humano exige que los animales sean aturdidos antes de que se les provoque la muerte en un matadero, para evitarles el mayor sufrimiento posible. Sin embargo, esta directiva permite algunas excepciones en nombre de la tradición religiosa, por ejemplo tanto el rito musulmán halal como el judío kosher no permiten el aturdimiento previo del ganado y el animal debe morir degollado por un único corte. En el ritual halal el animal debe estar consciente en el momento del sacrificio y morir degollado por un único corte de los vasos sanguíneos en ambas partes del cuello. En España hay unos 100 mataderos halal. El ayuntamiento de Córdoba, la universidad de Córdoba y la empresa COVAP tienen un plan para ponerse a la cabeza del sacrificio halal, lo cual plantean todos ellos como un avance. En los últimos años, el sufrimiento que padecen los animales durante su cría y sacrificio está siendo objeto de más atención en Europa y en España, pero poco se dice en contra del sacrificio halal y del kosher. En 2018, el gobierno de Suiza ha prohibido cocinar las langostas vivas en agua hirviendo y, además, todos los crustáceos vivos no pueden ser transportados en hielo ni agua helada. Parece ser que en China, el gobierno trata de "educar" a los musulmanes en cuanto a hábitos alimenticios. Las preguntas que debemos hacernos son: (1) ¿Hace falta realmente causar dolor a los animales para que los humanos podamos alimentarnos? (2) ¿Realmente quiere Dios que comamos carne de animales solamente si han sido degollados sin ser previamente aturdidos?
Hace
varios años las Naciones Unidas alertaron de la necesidad de cambiar los
hábitos alimenticios mundiales hacia el vegetarianismo.
El consumo habitual de carne será insostenible para este planeta.
¿Y
qué dice la ciencia de hoy en día?
La
carne roja ha sido clasificada por
la Organización Mundial de la Salud desde el año 2015 como Grupo 2A,
probablemente cancerígena para los seres humanos.
Esta clasificación se basa en evidencia procedente de estudios epidemiológicos
que muestran una asociación entre el consumo de carne roja y el desarrollo de
cáncer colorrectal. También hay evidencia de enlaces con cáncer de páncreas y
cáncer de próstata. Carne roja es toda la carne muscular de los mamíferos,
incluyendo carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra. La carne
procesada fue clasificada como Grupo 1, cancerígeno para los seres humanos. La carne procesada se refiere a la carne que ha sido transformada a través
de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado, u otros procesos. En el
caso de la carne procesada, esta clasificación está basada en evidencia
suficiente a partir de estudios epidemiológicos que muestran que el consumo de
carne procesada provoca cáncer colorrectal. Esto no quiere decir que no se
pueda comer nunca carne, sino que el riesgo aumenta con la cantidad de carne
consumida. El consumo de tabaco y el amianto son también clasificados como
cancerígenos para los humanos (Grupo 1).
Diversos estudios científicos con ratones y con humanos han encontrado que una dieta baja en calorías reduce el envejecimiento y aumenta la esperanza de vida. Cuando la ingesta calórica es baja, el metabolismo del cuerpo se adapta, volviéndose más eficiente. Dios hizo bien las cosas: los que llevan una vida de excesos alimenticios y sedentaria tienen más probabilidad de desarrollar bastantes tipos de enfermedades que los que comen pobremente y laboran duramente. Por
tanto, la devoción a Dios es buena tanto para la otra vida futura como para la
presente: ora et labora... y no comas mucha carne sino productos de la huerta (añadiría yo).
En lo que a mí me toca, llevo algún tiempo intentando llevar una alimentación más sana, con menos carne, marisco, grasa y azúcares, y con más vegetales. Debido a razones de salud, desde hace varias semanas he sido más riguroso en este aspecto, lo cual me ha hecho perder varios kilos. La mayor parte de mi vida he sido un entusiasta de comer carne; pero cada vez me estoy inclinando más hacia una dieta vegetariana, tanto por convencimiento personal como por salud. Reconozco que en este tema, como en tantos otros, esta sociedad parece estar montada para que sigas un camino incorrecto: la publicidad nos alienta a comer alimentos procesados, las celebraciones sociales van acompañadas de banquetes, etc.
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