He visto la película francesa L’apôtre (El apóstol), del año 2014,
dirigida por Cheyenne Carron, de bajo presupuesto (300.000 €), mal doblaje,
pero interesante. Su argumento es el siguiente: el joven Akim, francés de origen argelino, se siente atraído
por el cristianismo, lo cual choca con su familia que espera que algún día sea
imán.
La película va de menos a más, huye de lo fácil y de
las exageraciones, dando la justa medida. Es una obra digna y generosa, en la
que, inusualmente, lo importante es las cuestiones que plantea y las
sensaciones que deja en el espectador, en vez del ego de los cineastas. Tuvo
muchos problemas en Francia, debido al miedo que ha dejado el terrorismo allí,
por lo que no se estrenó hasta el verano del 2015. En España las películas que
son promocionadas tienen que ser anticristianas, especialmente anticatólicas,
en ellas los católicos son malvados, y los anticatólicos son sus víctimas. Como
El Apóstol habla bien del cristianismo, la crítica española la ha vapuleado mucho
más que la de otros países, y
la película ha sido ignorada por el gran
público. ¿Qué se puede esperar en un país donde la estupidez blasfema de
“Amanece que no es poco” es considerada una obra maestra, y la soez saga de
“Torrente” es la más lucrativa de la historia?
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